El minimalismo está bien, las líneas sobrias, eso de menos es más…
Bueno, ya tuvo su momento.
Pero en Navidad no. La Navidad nos gusta excesiva, nos gusta llena, espléndida, rebosante. Nos gusta la mirada de los niños incapaces de abarcar toda la cabalgata, las sonrisas enormes, las mesas repletas de dulces, los ramos de flores grandes, las familias reunidas, las calles iluminadas, los amigos poniéndose al día, las noches de vino y risas, los fuegos artificiales.
La Navidad nos gusta maximalista.
Ver imagen

Ver catalogo